Luna llena en escorpio: nos transformamos

Queridas aliadas,
Dos energías de lo femenino se unen y representan en esta luna llena en Escorpio, con la energía de Tauro en el sol.
Tauro representa la madre tierra, la vida, mientras que escorpio representa la fase en que nuestra madre nos lleva a la muerte, para volver a renacer. Ambas vida y muerte son parte de lo mismo, una habilita a la otra, una nutre a la otra. Por eso la luna llena en escorpio nos invita a ceder, dejar de controlar, limpiarnos para renovarnos.*
Son momentos para trabajar nuestras propias sombras y transformanos. ¿Qué necesitamos limpiar para renovarnos? ¿Qué precisa morir? Cada ciclo que cumplimos en esta tierra, es una conmemoración de nuestra vida y nuestra muerte, renacemos y morimos durante nuestra vida, y es útil que dejemos ir aquello que no nos aporta, sean relaciones con otras personas, hábitos, estructuras, emociones.

Acerquémonos a nuestras sombras, nuestros monstruos e incluso miedos. Las invito a iniciar si aún no han iniciado su "Libro de las sombras":

Cada una puede dar inicio a este ritual con un rezo, una ofrenda, abriendo un círculo sagrado. Hagamos el ejercicio de vernos junto a estos miedos y monstruos, démosle forma, podemos incluso dibujar o hacer un monstruo con nuestras manos. De esta forma, vemos que es "otro" que yo soy algo distinto: Yo no soy mi miedo, no soy mis monstruos, ni mis sombras. Conecto con y conozco mis sombras porque en ellas encuentro un espejo propio que me muestra cómo estoy hoy respecto de mi vida. 

Por algo las abuelas, las brujas, llaman al libro sagrado dónde una misma va escribiendo sus aprendizajes y diálogos el "Libro de las sombras": es el lugar del misterio, de lo que debemos descubrir, lo que no está dicho, lo que no sabemos. Ese mismo lugar es el lugar de la transformación porque allí está todo lo que puede decirse, escribirse, crearse. Es un espacio de un profundo poder dónde nos nacemos a nosotras mismas.
Nos encontramos con nuestras sombras para sostenernos en ellas, en su potencial transformador. Hacemos del amor nuestra fuerza transformadora. Somos una.
Escribamos o dibujemos lo que consideremos en este Libro de nuestras sombras, pidamos al universo sabiduría, fuerza, confianza, paciencia y perseverancia en esta búsqueda, atributos necesarios para percibir la Verdad, mi Verdad.

Les dejo un canto sagrado que usamos en los círculos por si gustan de sanar cantando: https://www.youtube.com/watch?v=TWUd8Ep4bbs

Les dejo también como regalo un cuento zapatista sobre un animal que es asociado con las sombras, la oscuridad, que ha sido representado numerosas veces al lado de las brujas: el murciélago. Algunas veces me he visto como este animalito en este cuento, testaruda, quejosa de los "obstáculos" que aparecen cuando al final todo eso está ahí para mí, son espejos que me regalan una forma de volver a verme a través de ellos, son regalos de las diosas. Lo dedico especialmente a mis hermanas que tanto hemos compartido sobre la vida y la muerte, y que son tan poderosos espejos que me ayudan a convertirme en una mejor persona, porque con ellas renací y me transformo. Espero que les guste.

"Historia del aire de la noche":

Cuando los más grandes dioses y diosas que nacieron el mundo, los más primeros, se pensaron en cómo y para qué iban a hacer lo que iban a hacer, hicieron una su asamblea donde cada cual sacó su palabra para saberla y que los otros y otras la conocieran. Así cada uno de los más primeros dioses iba sacándose una palabra y la aventaba al centro de la asamblea y ahí rebotaba y llegaba a otro que la agarraba y la aventaba de nuevo y así como pelota iba la palabra de un lado a otro hasta que ya todos la entendían y entonces hacían en su acuerdo los dioses más grandes que fueron los que nacieron todas las cosas que llamamos mundos.
Uno de los acuerdos que encontraron cuando sacaron sus palabras fue el que cada camino tuviera su caminante y cada caminante su camino. Y entonces iban naciendo las cosas completas o sea que cada quien con su cada cual.
Así fue como nacieron el aire y los pájaros. O sea que no hubo primero aire y luego pájaros para que lo caminaran, ni tampoco hicieron los pájaros primero y después el aire para que lo volaran. Igual hicieron con el agua y los pescados que la nadan, la tierra y los animales que la andan, el camino y los pies que lo caminan.
Pero hablando de los pájaros, hubo uno que mucho protestaba contra el aire. Decía este pájaro que mejor y más rápido volara si el aire no se le opusiera. Mucho rezongaba este pájaro porque, aunque su vuelo era ágil y veloz, siempre quería que fuera más y mejor, y si no podía serlo era porque, decía él, el aire se convertía en un obstáculo. Las diosas y dioses se fastidiaron de que mucho mal hablaba este pájaro que en el aire volaba y del aire se quejaba.
Así que, de castigo, le quitaron las plumas y la luz de los ojos. Desnudo lo mandaron al frío de la noche y ciego debía volar. Entonces su vuelo, antes gracioso y ligero, se volvió desordenado y torpe.
Pero ya hallado y después de muchos golpes y tropiezos, el pájaro éste se dio la maña de ver con los oídos. Hablándole a las cosas, este pájaro, o sea el Tzotz, orienta su camino y conoce el mundo que le responde en lengua que solo él sabe escuchar. Sin plumas que lo vistan, ciego y con un vuelo nervioso y atropellado, el murciélago reina la noche de la montaña y ningún animal camina mejor que él los oscuros aires.
De este pájaro, el Tzotz, el murciélago, aprendieron los hombres y mujeres verdaderos a darle valor grande y poderoso a la palabra hablada, al sonido del pensamiento. Aprendieron también que la noche encierra muchos mundos y que hay que saber escucharlos para irlos sacando y floreciendo. Con palabras nacen los mundos que la noche tiene. Sonando se hacen luces, y tantos son que no caben en la tierra y muchos terminan por acomodarse en el cielo. Por eso dicen que las estrellas se nacen en el suelo.
Los más grandes dioses nacieron también a los hombres y mujeres, no para que uno fuera camino del otro, sino para que fueran al mismo tiempo camino y caminante del otro. Diferentes los hicieron para estarse juntos. Para que se amaran hicieron los más grandes dioses a las personas. Por eso el aire de la noche es el más mejor para volarse, para pensarse, para hablarse y para amarse. **

*Más info de la luna aquí.
** Extraído de aquí.